Presunta estafa a transportistas por Grupo Logístico Balearia
FENADISMER promueve una asociación de transportistas afectados por la presunta estafa masiva del Grupo Logístico Balearia.
Los “cabecillas” de la trama contrataban servicios de transporte a un precio superior al que percibían de sus clientes cargadores a sabiendas de que no iban a pagar a los cientos de transportistas engañados en toda España.
La Federación Nacional de Asociaciones de Transportistas de España (FENADISMER), organización que agrupa a 32.000 pequeñas y medianas empresas transportistas, ha acordado promover una asociación de transportistas afectados para iniciar acciones judiciales contra las actuaciones de abuso y presunta estafa que han venido llevando a cabo este último año los responsables de la entidad Grupo Logístico Balearia, dedicada a la comercialización de servicios de transporte por toda España y el resto de Europa.
Dicha empresa logística constituida en mayo de 2010 y que poseía un capital social de sólo 60.000 euros, contrataba servicios de transporte con diferentes empresas cargadoras para posteriormente subcontratarlos con multitud de transportistas, a los que llegaba a ofrecer sin ningún tipo de escrúpulo un precio superior al que había pactado con sus clientes cargadores, a sabiendas de que no iban a pagar a los transportistas el precio acordado. De este modo, si bien prometían un plazo de pago a 45 días, llegado el vencimiento de los pagarés estos se dilataban durante los 3 o 4 meses en los que el transportista continuaba trabajando para dicha empresa, tras lo cual y al no atender dichos pagos se generaban deudas que en algunos casos han alcanzado los 190.000 euros de quebranto económico.
Asimismo, a fin de crear la apariencia de ser una entidad solvente y prestigiosa, han utilizado un nombre comercial (Grupo Logístico Balearia), con gran similitud al de la prestigiosa empresa naviera Balearia (del Grupo Matutes) con la que no guarda relación accionarial o societaria alguna. Incluso en un ánimo claro de engañar a los transportistas afectados tenían situada la sede social en la localidad ibicenca de Santa Eulalia del Río, en una ubicación muy próxima a la de la empresa naviera, pese a que los servicios de transporte que ofertaban no tenían origen ni destino en dicha Comunidad Autónoma.
Se da la paradoja de que los “cabecillas” de esta trama han utilizado el mismo modus operandi en anteriores ocasiones creando sucesivas empresas logísticas, que utilizaban durante unos meses hasta que una vez consumado el “pelotazo” hacían desaparecer.